Con el ñoño argumento de que los animales «también son criaturas de Dios», La Asociación Italiana para la Defensa de los Animales y del Ambiente (AIDAA) ha recogido cerca de 2.000 firmas para pedir al papa Benedicto XVI que renuncie a todas las prendas confeccionadas con piel de armiño.
Esto es muy cruel, dada la ilusión infantiloide que le hace al Pontífice (obsérvese si no su meliflua sonrisa) tocarse con su carnauro de armiño y cubrirse con su pellegrina de armiño.
A pesar de la dedicación y cuidado que dedica Benedicto XVI a su vestimenta ---siempre dentro de los cánones que impone el voto de pobreza, se entiende--- no ha conseguido figurar en la lista de los 23 hombres mejor vestidos del mundo que elabora la revista Esquire. No obstante esta revista sí lo destaca en un grupo separado, en el que figura como "el mejor portador de accesorios" del año por sus zapatos rojos de cuero, entre otras prendas. El resto de los que aparecen en este grupo de una docena de hombres se distingue por su vestuario singular o controvertido. El Papa ha sido distinguido particularmente por sus hermosos zapatos de cuero, hechos a mano.
La sastrería papal Ditta Annibale Gammarelli es la que le proporciona el calzado al Papa, aunque el resto de su vestuario se lo suministra Euroclero, la sastrería que lo vestía cuando era el cardenal Joseph Ratzinger, ubicada en la romana plaza del Santo Oficio.
También ha llamado la atención el actual Papa (Santo Padre) por utilizar el galero o sombrero de ala ancha y estolas bordadas con hilos de oro, así como largos abrigos de ala ancha.
La Asociación Italiana para la defensa de los animales apela también al amor a los gatos que profesa el Papa. Que esto es así lo demuestra el hecho de que una de las biografías de Joseph Ratzinger está escrita por un gato que convivió con él en los tiempos en que el actual Papa era cardenal en Alemania. Si no me creen pidan por el libro "Chico y Joseph".
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