Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro había una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.
Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.
Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo golpeaban.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas.
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. Lo primero que hizo el nuevo mono fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le dieron una paliza. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera, aunque nunca supo el por qué de tales palizas.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho, lo volvieron a golpear. El cuarto y, finalmente, el quinto de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca habían recibido un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué pegaban a quien intentaba subir la escalera, sin duda la respuesta sería: “No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así.”
¿No te resulta familiar?
Nota: La imagen reproduce una pintura de la artista china Wang Yani, realizada en 1980, a la edad de cinco años. Wang Yani llegó a pintar unos cuatro mil dibujos en los tres años siguientes.
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