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domingo, 3 de agosto de 2008

Hablando de beber...



Desde hace ya unos cuantos años en España no es raro ver a mucha gente acompañada , en sus lugares de trabajo o incluso por la calle, por su inseparable botella de plástico con agua. A mí siempre me ha parecido algo rarito, sobre todo porque pertenezco a una generación en la que uno bebía agua movido por el mismo impulso que movía a Tarzán a hacer lo mismo, y que no es otro que la sensación de sed. Pero de un modo sutil ha ido tomando cuerpo la creencia de que beber constantemente y cuantos más litros al día mejor era una fuente de salud. La hidratación como panacea era la consigna de los tiempos. Detrás de ello, naturalmente, está el negocio del agua envasada. En muchos sitios el litro de agua envasada cuesta tanto como el de gasolina, y no hace falta que les explique lo cara que va la gasolina, ahora que hemos destrozado Irak, les hemos dicho a los iraníes que los vamos a matar a todos y, por otra parte, Chávez hace cada vez cosas más raras en Venezuela.

¿De verdad creen que cuando el buen Dios nos dotó de la alerta de la sed se equivocó de dosis? ¡Vamos, anda! ¿Acaso no vieron lo guapa que le salió la mujer? Impredecible, eso sí, un rato, pero guapa, lo que se dice guapa, mucho. Así que no me lo anden cuestionando.

Y tampoco podía sufrir yo, lo digo ya que hemos sacado el asunto a colación, la fea costumbre de beber directamente de la botella, sin que intermedie el clásico vaso. Es cómodo, pero es antiestético. Probablemente subyace en mi repugnancia hacia esa costumbre un aspecto: si alguien bebe agua, es posible que el prójimo tenga sed, pero ¿tendrá que beber pegando también la boca al cuello de la botella? Esto me recuerda al chiste de Otto y Fritz, que dejaremos para otra ocasión.

Hay veces en que, cuando estoy a punto de concluir que el equivocado soy yo, veo confirmadas intuiciones mías, como ocurre con la siguiente noticia que, aunque fechada en marzo de 2006, acaba de llegar a mis manos. Tiene visos de ser fiable. Veamos la opinión de un doctor en relación con el asunto:

[inicio de la cita]

Dr. Juan José Rufilanchas Sánchez (JJ), cirujano cardiovascular del Hospital Ruber Internacional de Madrid.

Entrevistador: Julio César Iglesias (JC), periodista.

JC Ahora mismo tenemos la moda del consumo extraordinario de agua, 2 ó 3 litros de agua al día. ¿Es objetivamente bueno el consumo de agua y en qué proporción?

JJ El 60% – 70% de nuestro peso es agua. Hay una moda que consiste en estar tomando continuamente agua, y eso que para una persona normal, no tiene mucha trascendencia, sobre todo, para los enfermos cardiópatas es una barbaridad, porque al final, lo que hacen es acabar con insuficiencia cardíaca o con líquido en los pies o en la tripa, lo que llamamos edemas, y no tiene sentido que esos pacientes estén tomando diuréticos para extraer agua y sal, que es lo que no saben manejar bien, y sin embargo, estén tomando 2 ó 3 litros de agua diarios, como les hacen creer los medios: periódicos, televisión...

JC ¿En qué medida debemos consumir el agua?

JJ Si uno tiene los riñones bien, el corazón bien y el hipotálamo, que es donde está el centro de la sed, también bien, debe de beber lo que tiene sed, ni una gota más ni una gota menos. ¿Qué es lo que ha pasado? Pues, primero que hay una campaña de marketing muy importante para que todos bebamos agua, y seguramente llenemos los bolsillos de empresarios que no conocemos; y segundo, el fenómeno del estar bien. Las esteticistas son nuestras grandes enemigas, son las que han convencido a mujeres y a hombres también, de que bebiendo mucho agua se quitan las arrugas, y no es verdad, ya que no se quita ni una sola arruga bebiendo agua. Yo les invito a nuestros oyentes a que hagan una prueba. Se pesen ahora mismo y a continuación se beban 2 litros de agua, se vuelvan a pesar y pesarán 2 kg más, ya que cada litro de agua pesa un kilo. Esa agua va a los riñones, los cuales la van a filtrar enviándola a la vejiga. Cuando empiecen a orinar, en 1 ó 2 horas orinarán dicha agua. Se vuelven a pesar y pesarán lo mismo que al principio. ¿Qué han hecho? Han intercambiado el agua de su cuerpo. Al cabo de esas 2 horas, el número de moléculas de agua que hay en su cuerpo, es exactamente el mismo que había 2 horas antes.

Lo peligroso no es la deshidratación sino la intoxicación por agua. Los atletas que en los maratones se mueren o se colapsan, sabemos desde el año 2002, que es por intoxicación por agua. En la maratón de Boston, el año 2002, a 488 corredores se les sacó sangre antes y después de correr la maratón, y se vio que la mayor parte de los corredores, tenían el sodio bajo, es decir, habían bebido demasiada agua, y que los que se colapsaban y los que llegaban a la meta y perdían el conocimiento o estaban confusos, no sabían lo que hacían, todos ellos tenían intoxicación por agua. Ninguno de los que tenían cierta deshidratación, tenían ningún problema de confusión ni de síncope, es decir, que lo que mata es la intoxicación por agua y no la deshidratación.

JC ¿Cuáles son los efectos de la bajada de los índices de sodio?

JJ A partir de un sodio bajo, de menos de 125 partes por 1000, se empiezan a tener temblores, confusión, pérdida de memoria y al final uno se puede colapsar y hasta morirse. Tengo aquí la foto de una chica inglesa, que había tomado drogas, se encontró mal y pensó que estaba deshidratada y se bebió 3 ó 4 litros de agua inmediatamente, y ¿qué es lo que pasa? Que hasta que los riñones empiezan a filtrar esa agua, las células se hinchan transitoriamente y también se hinchan las células del cerebro, que están metidas en un cofre, que es el cráneo, que no se puede dilatar, por lo tanto, las células del cerebro se encuentran aprisionadas, pudiendo llegar a un trastorno nervioso, que lleva al coma y a la muerte.

Debido a este mecanismo es por el que se muere la gente que corre en los maratones, porque entran en edema cerebral y al final se puede uno morir por intoxicación de agua.

JC ¿Los síncopes son accidentes siempre graves?

JJ No necesariamente. Hay síncopes vasovagales que apenas tienen trascendencia. Los síncopes son un signo de alarma que hay que estudiar. Hay muchos tipos de síncopes, por ejemplo la lipotimia es un síncope y nadie se alarma por una lipotimia sin más.

JC ¿Cuál sería el consumo natural, aceptable, plausible de agua?

JJ Hay dos puntos. La persona que está haciendo una vida normal y el atleta o persona que entrena mucho. La persona que no hace ningún tipo de ejercicio físico importante, tiene que beber lo que tenga sed, ni una gota más ni una gota menos. Tenemos el centro de la sed, que por ejemplo si usted se toma ahora una anchoa que contiene mucha sal, a los cinco minutos necesita usted beber, y lo que le pide su cuerpo beber es la cantidad de agua exacta que usted necesita, para disolver la sal que contiene esa anchoa. Es un mecanismo tan fino que no lo puede duplicar nadie, y sobre todo, no lo puede duplicar la televisión, donde se ve un anuncio que invita a tomar 2 ó 3 litros de agua al día. Eso es publicidad engañosa y alguien deberá de meter mano en esta historia, porque eso no induce más que a que gane mucho dinero gente que nos está engañando. Los atletas es otro problema, siempre se ha dicho a los atletas “bebe por delante” y eso además se ha trasmitido también al público. Bien, pues está claro que los atletas buenos, el que gana el maratón, ha bebido mucha menos agua que el que llega el último. El último es el que ha estado bebiendo todo el tiempo y al final tiene intoxicación por agua. Bueno, igual bebe porque no es bueno y su carrera en vez de 2 horas dura 6 horas Los atletas buenos beben poco, y en todo caso, están un poco deshidratados, no sobrehidratados. Estar sobrehidratado no es nada bueno.

JC ¿A usted le parece que beber 3 litros de agua diarios es una barbaridad?

JJ Sí, me parece una barbaridad, ya que lo único que está haciendo es intercambiar su agua. Si de verdad el agua le hubiese servido para algo, a la mañana siguiente pesaría 3 kilos más.

JC ¿Ni siquiera ha mejorado algo el riñón, no se ha producido ninguna limpieza celular? Le hablo de tópicos que escuchamos.

JJ En absoluto se produce ninguna limpieza celular. En todo caso, lo que hacemos es hacer trabajar al riñón de más o sin necesidad."


[Fin de la cita]


Así que ya lo saben. Si beben, no conduzcan.

Nota aclaratoria: Cuando en la entrevista el doctor menciona el síndrome vasovagal, no debe entenderse por ello que beber en vaso sea cosa de vagos, ni tampoco que sea algo malo. Si beben, beban en vaso.

Ustedes ya no saben lo que es, pero antiguamente había un artilugio para beber agua que se llamaba porrón. Nadie se amorraba a él para beber. Desde niños aprendíamos a beber del chorro. Otro día les explico, como lección de historia.

Premio: Bueno, a los que han sido buenos y han leído hasta aquí, les cuento el chiste de Otto y Fritz, aunque les advierto que es muy cochino. Es muy antiguo. Esto es que Otto y Fritz quieren vender un burro de su propiedad, pero advierten que el animal está en extremo famélico, de modo que nadie querrá comprarlo. Para arreglar la situación deciden inflarlo. Se hacen con un tubo de caña y Otto la aplica al culo del burro y empieza a soplar. Cuando se cansa le pasa la tarea a Fritz, pero se extraña cuando ve que éste saca la caña, le da la vuelta y la vuelve a aplicar. Pero Fritz, le pregunta, ¿por qué haces eso? Es que me da asco de tu boca, Otto.
Ya les dije que era asquerosito. El que avisa no es traidor.

5 comentarios:

Syringa dijo...

España tiene un nuevo Mariano José de Larra... con las mejoras que el tiempo (algunas veces, como ahora) trae.

Syringa dijo...

Es que lo del agua embotellada es una paradoja: se dice que el consumo de dos litros diarios permite también eliminar más rápidamente (¿a quién le importa que el riñón trabaje de más? Después de todo, trabajar ennoblece) las toxinas que aportan los alimentos procesados industrialmente... Es decir, el agua portátil vestida de plástico o vidrio que nos trae la vida actual, nos ayuda a que los alimentos embolsados, enlatados, enfrascados (¡caramba! esto es otra cosa...), ensobrados, etc. que también nos trae la vida actual, no nos envenenen tanto.

Pneuma dijo...

Yo pensaba que provenían de la misma Alemania (en todas partes se hacen chistes de personajes simples), aunque ahora que lo preguntas he mirado en la red y al parecer son originarios de Suramérica:

http://es.wikipedia.org/wiki/Otto_y_Fritz

Pneuma dijo...

Es verdad que ya no se escuchan. Yo los recuerdo contados por mi madre, en Canarias en tiempos de la posguerra civil.

Syringa dijo...

Por corregir un error en mi comentario, queda ubicado en quinto lugar. Los lectores del blog deben considerarlo como previo al primero de nuestro mentor, Pneuma.
" Algo más. ¿De dónde provienen los chistes de Otto y Fritz, que evidentemente están gobalizados? Aquí han perdido la popularidad que tenían hace treinta años. Por otro lado, el duo protagónico estaba integrado en estas tierras por Fritz y Franz. "